lunes, 9 de marzo de 2009

HEPATITIS C



¿Qué es la hepatitis C?
Es una infección producida por un virus denominado el virus de la Hepatitis C que tiene gran afinidad por el tejido del hígado. Dicho virus se encuentra en la sangre de las personas que tienen esta enfermedad.
Esta infección afecta a más de 170 millones de personas en todo el mundo, y algunas estimaciones indican que en España pueden existir 800.000 pacientes infectados, aunque muchos de ellos no lo sepan.
El virus puede producir una infección aguda, que muchas veces es asintomática. Ésta se puede cronificar en un 50-70% de los casos. Un 20% de los pacientes progresará a cirrosis en los 10 años posteriores al contagio.
Muchos casos de hepatitis C se diagnostican en pacientes sin síntomas que no recuerdan haber pasado una hepatitis aguda. A veces el diagnóstico se hace cuando los pacientes van a donar sangre o si se realizan análisis de rutina.
El virus se contagia fundamentalmente a través de la sangre, pocas veces por relaciones sexuales y excepcionalmente de madre a hijo. En bastantes ocasiones se desconoce el modo de contagio


No hay vacunas frente a la hepatitis C. En caso de un pinchazo accidental con alguien que tiene esta enfermedad se aconseja hacer un estudio para determinar la posibilidad de contagio y en caso de que éste se haya producido se planteará un tratamiento precoz con fármacos que actúan frente al virus.


¿Cómo se contagia?
Se conocen muchas, aunque no todas las posibles vías de contagio de la hepatitis C. Algunos pacientes son diagnosticados y no tienen ningún antecedente que justifique el contagio, por lo que se supone que existen vías de infección diferentes de las nombradas, y que no han podido ser demostradas hasta el momento.
Transfusiones sanguíneas: en la actualidad es una vía de contagio poco frecuente por los controles a los que se somete a la sangre utilizada para dichas transfusiones. Sin embargo, existen muchos pacientes que contrajeron la enfermedad mediante esta vía cuando no se había descubierto el virus ni había forma de detectarlo (antes de 1990). Existe un periodo denominado 'ventana', desde que te contagias hasta que desarrollas anticuerpos (que es lo que detectan los análisis), en el que se pasaría por alto el diagnóstico de una hepatitis. Para reducir el riesgo, se hace a los pacientes una encuesta sobre factores de riesgo de modo que si existe duda de que haya podido contagiarse, su sangre no se acepta.
Compartir jeringuillas: los pacientes adictos a drogas por vía parenteral y las personas que fueron tratadas con inyecciones en la época en la que se usaban jeringuillas no desechables pueden contagiarse de la hepatitis C. En la actualidad, en nuestro país el colectivo de los usuarios de drogas es uno de los más afectados por la enfermedad. El personal sanitario puede contagiarse con un pinchazo accidental.
Los tatuajes y ‘piercing’ pueden ser causa de infección si no se usan materiales desechables o no se tienen las medidas higiénicas adecuadas. La persona que hace el ‘piercing’ debe utilizar guantes y lavarse las manos después de cada trabajo.
Vía sexual: mantener relaciones sexuales no suele ser una causa frecuente de contagio. Existen algunas relaciones de más riesgo, como son las de carácter homosexual (si existen erosiones anales). También aumenta el riesgo de contagio si la persona afectada o su pareja tienen una enfermedad de transmisión sexual concomitante: la infección por VIH aumenta el riesgo de contagio, así como la gonorrea o la infección por clamidia. Durante la menstruación se desaconsejan las relaciones sexuales por la presencia de sangre.
Vía materno-fetal: los hijos de las madres afectadas pueden contagiarse. El riesgo de transmisión es del 2% y se incrementa al 4-7% para los hijos de madres con RNA positivo en el momento del parto. También depende, en parte, de que existan otras infecciones asociadas o de lo traumático del parto. Se puede contagiar en cualquier momento del embarazo pero parece más frecuente en el momento del parto.
Compartir cepillos de dientes o maquinillas de afeitar puede poner en contacto la sangre de un paciente infectado con la de uno no infectado y éste podría ser un teórico vehículo de contagio, por lo que estas prácticas se desaconsejan.
La hepatitis C no se contagia por la leche materna, los abrazos, la tos, estornudos, comida o agua, contacto casual, uso compartido de utensilios de comida o vasos.


¿Qué síntomas produce la hepatitis C?
La hepatitis puede pasar desapercibida, muchos pacientes no tienen síntomas. Con frecuencia, la infección se diagnostica por otros motivos, al encontrar alteraciones analíticas en un estudio rutinario, por ejemplo.
En la fase aguda sólo un 5% tiene un cuadro típico de cansancio, falta de apetito, coloración amarillenta de la piel, orinas oscuras, heces de color blanquecino, picores generalizados. Otros pasan la enfermedad como si fuese una gripe o, incluso, sin enterarse.
Una vez se ha cronificado, los síntomas que puede dar son los de una hepatitis crónica (muchas veces indistinguible de otras causadas por otros virus o por otros motivos). En general, los pacientes se encuentran cansados y pueden perder el apetito. Cuando la enfermedad está avanzada puede aparecer hinchazón en las piernas y el abdomen, alteraciones de la coagulación de la sangre con aparición frecuente de hematomas o hemorragías por las encías o por la nariz. Algunos varones presentan crecimiento de las mamas (ginecomastia), también pueden aumentar de las glándulas parótidas, o aparecer lesiones de color rojizo en la piel. La piel toma un tinte amarillento (ictericia), y en estadios avanzados puede tornarse más oscuro. Otras complicaciones frecuentes son la aparición de varices esofágicas (dilatación de las venas del esófago) que pueden sangrar o la encefalopatía hepática (los pacientes aparecen confusos, adormilados y desorientados).

miércoles, 4 de marzo de 2009

VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO GENITAL





El virus del papiloma humano genital (VPH) es la infección de transmisión sexual (ITS) más frecuente. Existen más de 40 tipos del VPH que pueden infectar las áreas genitales de hombres y mujeres, entre las que se incluyen la piel del pene, la vulva (área fuera de la vagina) y el ano, así como los revestimientos de la vagina, el cuello uterino y el recto. Usted no puede detectar visualmente el VPH. La mayoría de las personas infectadas por el VPH no saben que están infectadas.

La mayoría de las personas infectadas por el VPH no presentan síntomas o problemas de salud. Pero en ocasiones, ciertos tipos del VPH pueden causar verrugas genitales en hombres y mujeres. Otros tipos del VPH pueden causar cáncer de cuello uterino y otros cánceres menos comunes como el de vulva, vagina, ano y pene. Los tipos del VPH que pueden causar verrugas genitales no son los mismos que los que pueden causar cáncer. A menudo, los tipos del VPH se clasifican como de “bajo riesgo” (causantes de verrugas) o de “alto riesgo” (causantes de cáncer), dependiendo de si implican o no un riesgo de contraer cáncer. En el 90% de los casos, el sistema inmunitario de la persona combate naturalmente la infección por el VPH en un período de dos años. Esto ocurre tanto en los tipos de alto riesgo como en los de bajo riesgo.
Las verrugas genitales por lo general aparecen en el área genital como pequeños granitos individuales o en grupos. Las verrugas pueden ser planas o elevadas, únicas o múltiples, pequeñas o grandes y, en ciertos casos, tener forma de coliflor. Pueden aparecer en la vulva, la vagina o el ano o alrededor de los mismos, en el cuello uterino y en el pene, en el escroto, en la ingle o en los muslos. Las verrugas pueden aparecer semanas o meses después del contacto sexual con una persona infectada o puede que nunca aparezcan. Si no se tratan, las verrugas genitales pueden desaparecer, quedarse igual o aumentar en tamaño y en número. No se convertirán en cáncer.
El cáncer de cuello uterino no presenta síntomas sino hasta que está en una etapa avanzada. Por esta razón es importante que las mujeres se realicen periódicamente pruebas de detección del cáncer de cuello uterino. Otros tipos de cáncer relacionados con el VPH que son menos frecuentes, como el de vulva, vagina, ano y pene puede que tampoco presenten signos o síntomas hasta que se encuentren en etapas avanzadas.

El VPH genital se transmite por contacto genital, más a menudo por relaciones sexuales vaginales y anales. Es posible que el VPH permanezca en el cuerpo de una persona durante años, aun cuando hayan pasado muchos años desde que tuvo una relación sexual. La mayoría de las personas infectadas no saben que están infectadas o de que están transmitiendo el virus a su pareja sexual.
En muy pocos casos, una mujer embarazada que tiene el VPH genital puede transmitir el VPH a su bebé durante el parto vaginal. En esos casos, el bebé puede contraer verrugas en la garganta o en la laringe, una afección denominada papilomatosis respiratoria recurrente (PRR).

El VPH puede causar que las células normales en la piel o membranas mucosas infectadas se vuelvan anormales. La mayor parte del tiempo usted no puede ver o sentir estos cambios en las células. En la mayoría de los casos, el cuerpo en forma natural combate el VPH y las células infectadas vuelven a su normalidad.
Algunas veces, los tipos de VPH de bajo riesgo pueden causar cambios visibles que se manifiestan como verrugas genitales.
Si el sistema inmunitario no combate la infección por los VPH de alto riesgo, esta puede permanecer por muchos años y con el tiempo transformar las células anormales en cáncer. Cerca del 10% de las mujeres con el VPH de alto riesgo en el cuello uterino padecerán de infecciones por el VPH que las ponen en riesgo de contraer cáncer de cuello uterino. De igual manera, cuando los VPH de alto riesgo permanecen en el cuerpo e infectan las células del pene, ano, vulva o vagina pueden causar cáncer en esas áreas. Pero este tipo de cánceres son muchos menos frecuentes que el cáncer de cuello uterino.

Infección por el VPH. En la actualidad, aproximadamente 20 millones de estadounidenses se encuentran infectados por el VPH y otros 6.2 millones de personas se infectarán por primera vez anualmente. Por lo menos el 50 por ciento de las mujeres y hombres sexualmente activos contraerán la infección genital del VPH en algún momento de sus vidas.
Las verrugas genitales. En los Estados Unidos, cerca del 1% de las personas adultas sexualmente activas tienen verrugas genitales en un momento dado.
Cáncer de cuello uterino. La Sociedad Americana del Cáncer calcula que en el 2008, a 11,070 mujeres se les diagnosticará cáncer de cuello uterino.
Los otros cánceres asociados al VPH son menos frecuentes que el cáncer de cuello uterino. La Sociedad Americana del Cáncer calcula que en el 2008, se presentarán:
diagnósticos de cáncer vulvar en 3,460 mujeres;
diagnósticos de cáncer vaginal y de otros cánceres genitales en 2,210 mujeres;
diagnósticos de cáncer de pene y de otros cánceres genitales en 1,250 hombres;
diagnósticos de cáncer anal en 3,050 mujeres y 2,020 hombres.
Ciertos grupos pueden tener un riesgo mayor de padecer de cánceres relacionados con el VPH, como los hombres homosexuales y bisexuales, así como las personas con sistemas inmunitarios débiles (entre los que se incluyen personas con VIH/SIDA).
La PRR es poco frecuente. Se calcula que anualmente menos de 2,000 niños contraen la PRR.

En la actualidad, se encuentra disponible una vacuna para proteger a las mujeres contra cuatro tipos del VPH que causan la mayoría de los cánceres de cuello uterino y las verrugas genitales. Se recomienda administrar esta vacuna a niñas de 11 a 12 años de edad. También se aconseja para niñas y mujeres de 13 a 26 años de edad que no hayan recibido la vacuna o toda la serie de vacunas.
Para las personas que decidan mantenerse activas sexualmente, el uso de condones puede disminuir el riesgo de contraer el VPH, si se usan en forma adecuada y durante todas las relaciones sexuales. Los condones también pueden disminuir el riesgo de contraer otras enfermedades relacionadas con el VPH, como las verrugas genitales y el cáncer de cuello uterino. No obstante, el VPH puede infectar las áreas que no se cubren con condones, por lo que es posible que no proporcionen protección total contra el VPH. Por lo tanto, la forma más segura de prevenir el VPH es la abstinencia de toda actividad sexual.Las personas también pueden reducir las probabilidades de contraer el VPH al permanecer en relaciones mutuamente monógamas con una pareja que no ha tenido o ha tenido pocas parejas sexuales. Sin embargo, aun las personas que en toda su vida han tenido una sola pareja sexual pueden contraer el VPH. Las personas que no tienen relaciones mutuamente monógamas pueden disminuir el riesgo de infectarse al limitar el número de parejas sexuales y escoger una pareja que no ha tenido o ha tenido pocas parejas sexuales. Sin embargo, es difícil determinar si una pareja que ha sido sexualmente activa en el pasado está infectada en la actualidad.

Las mujeres pueden tomar medidas importantes para prevenir el cáncer de cuello uterino. La vacuna contra el VPH puede proteger contra la mayoría de los cánceres de cuello uterino (consulte la información anterior). El cáncer de cuello uterino también se puede prevenir mediante la realización de pruebas de detección periódicas y haciendo seguimiento a los resultados anormales. La prueba de Papanicolau permite identificar cambios anormales o de tipo precanceroso en el cuello uterino de tal manera que las áreas afectadas puedan extirparse antes de que se conviertan en cáncer. La prueba del ADN del VPH, que puede detectar el VPH de alto riesgo en el cuello uterino de la mujer, en algunos casos también puede usarse en combinación con la prueba de Papanicolaou. La prueba del VPH puede ayudar a los profesionales de la salud a decidir si es necesario realizar otras pruebas o administrar otros tratamientos. Aun las mujeres que recibieron la vacuna cuando eran más jóvenes necesitarán hacerse pruebas periódicas de detección del cáncer de cuello uterino porque la vacuna no protege contra todos los tipos de este cáncer.
En la actualidad, no se dispone de una vacuna aprobada para prevenir en los hombres las enfermedades relacionadas con el VPH. Se están realizando estudios para determinar si la vacuna es segura para los hombres y si puede protegerlos contra el VPH y otras afecciones relacionadas con este virus. La Administración de Drogas y Alimentos (FDA) considerará la aprobación de la vacuna para los varones, niños y adultos, si se demuestra que la vacuna es segura y eficaz para ellos. Tampoco se cuenta con pruebas de detección aprobadas para identificar las etapas iniciales de cáncer de pene o de ano. Algunos expertos recomiendan que cada año los hombres homosexuales y bisexuales así como las personas VIH positivas se hagan pruebas de Papanicolau anales, ya que el cáncer anal es más frecuente en estos grupos. Los científicos están estudiando la mejor manera de realizar pruebas de detección del cáncer anal y de pene en los hombres que tienen mayor riesgo de contraer estas enfermedades.
Por lo general, en mujeres embarazadas que tienen verrugas genitales no se recomiendan los partos por cesárea para prevenir la PRR en los bebés; esto se debe a que no se ha establecido si el parto por cesárea en realidad previene la PRR en los bebés y niños.

La prueba del VPH que está disponible comercialmente se utiliza solo como parte de las pruebas de detección del cáncer de cuello uterino. No existe una prueba general para hombres y mujeres en la que se pueda determinar si tienen el VPH. El VPH por lo general desaparece solo, sin causar problemas de salud. De tal manera que si hoy se detecta una infección por el VPH, lo más probable es que dentro de uno o dos años haya desaparecido. Esta es la razón por la cual no es necesario realizarse pruebas solamente para determinar si usted tiene el VPH en la actualidad. Sin embargo, usted debe someterse a pruebas para detectar los signos de enfermedades causadas por el VPH, como el cáncer de cuello uterino.
Las verrugas genitales se diagnostican mediante un examen visual. Algunos proveedores de atención médica utilizan ácido acético, una solución de vinagre, para identificar las verrugas planas. Sin embargo, esta prueba no es muy sensible por lo que puede identificar equivocadamente como verruga un área de piel normal.
Los cambios en las células del cuello uterino se pueden identificar mediante pruebas de Papanicolaou periódicas. La prueba del VPH pueden identificar los tipos de alto riesgo presentes en el cuello uterino de la mujer que pueden causar cambios en las células del cuello uterino y cáncer.
De acuerdo a lo indicado anteriormente, en la actualidad no se cuenta con pruebas aprobadas para detectar en los hombres el VPH o los cánceres relacionados con este virus. No obstante, aunque en los hombres el VPH es muy común, los cánceres relacionados con este virus son muy poco frecuentes.

No existe un tratamiento contra el virus mismo, sin embargo, un sistema inmunitario saludable generalmente puede combatir el VPH en forma natural. Se encuentran disponibles tratamientos contra las enfermedades causadas por el VPH:
Las verrugas genitales visibles se pueden eliminar mediante la aplicación de medicamentos por parte del paciente o con un tratamiento administrado por el proveedor de atención médica. Algunas personas deciden no hacerse el tratamiento y esperar que las verrugas desaparezcan por sí solas. Ningún tratamiento es mejor que otro.
El cáncer de cuello uterino se puede tratar más fácilmente si se diagnostica en su etapa inicial. Sin embargo, las mujeres que se someten a pruebas de Papanicolaou periódicas y hacen el seguimiento adecuado pueden identificar problemas antes de que aparezca el cáncer. La prevención es preferible al tratamiento.Otro tipo de cánceres relacionados con el VPH también se pueden tratar más fácilmente si se diagnostican y tratan en etapas iniciales

lunes, 2 de marzo de 2009

SÍFILIS




¿Qué es la sífilis?
La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual causada por un espiroqueta (un organismo muy pequeño). Puede afectar al cuerpo entero.

¿Quién puede contraer la sífilis?
Cualquier persona que tenga relaciones sexuales sin protección con una persona infectada puede contraer sífilis. Tener más de un compañero de relaciones sexuales aumenta el riesgo.

¿Cómo se transmite la sífilis?
La sífilis se transmite de una persona a otra a través del contacto directo con la lastimadura, lesión o salpullido húmedo de la sífilis. Generalmente se transmite a través del contacto sexual, ya sea por vía vaginal, anal u oral. También puede pasarse al besar o a través del contacto manual u otro contacto personal cercano. Las mujeres embarazadas y con sífilis pueden transmitir la sífilis a sus bebés antes del parto.

¿Cuáles son los síntomas de la sífilis?
Puedes tener sífilis sin tener ningún síntoma y aun así puedes transmitirla a otros. Los síntomas tempranos son muy similares a los de muchas otras enfermedades. La sífilis tiene 4 etapas de síntomas: primaria, secundaria, latente y terciaria.

Etapa 1 - Primaria. Una lesión sin dolor (llamada chancro) puede aparecer en el área por donde el germen entró inicialmente al cuerpo, generalmente en la vagina, el ano, la boca, los labios o la mano. Es firme y redonda y generalmente aparece de 9 a 90 días (el promedio es 21 días) después de la exposición. Las lesiones en la vagina pueden no notarse y desaparecer solas en 1 a 5 semanas. Sin embargo, todavía se lleva el germen y se lo puede transmitir a otros.

Etapa 2 - Secundaria. Se pueden tener síntomas gripales de 3 semanas hasta 6 meses después de la infección. En este momento, también pueden aparecer uno o más salpullidos (normalmente lastimaduras marrones del tamaño de una moneda pequeña) en las palmas de las manos y las plantas del de los pies, el área de la ingle y por todo el cuerpo. La bacteria vive en estas lesiones. Por consiguiente, cualquier contacto físico (sexual y no sexual) con las lesiones puede transmitir la infección. La segunda etapa también puede incluir fiebre, dolor de cabeza, dolor de garganta, ganglios linfáticos agrandados, dolor de garganta, pérdida de pelo en diferentes áreas, dolores musculares, manchas mucosas o llagas en la boca, cansancio y protuberancias o verrugas en las áreas cálidas y húmedas del cuerpo. Los salpullidos generalmente sanan en 2 a 6 semanas y se van sin tratamiento, pero aun así se lleva el germen y se lo puede transmitir.

Etapa 3 - Latente. Si la sífilis no se trata, los síntomas desaparecen pero el germen sigue permaneciendo en el cuerpo. La sífilis debe tratarse antes de llegar a esta fase, porque de lo contrario se corre el riesgo contraer sífilis terciaria o final.

Etapa 4 - Terciaria. Algunas personas desarrollan sífilis terciaria o final. Ésta es la etapa en que la bacteria daña el corazón, los ojos, el cerebro, el sistema nervioso, los huesos, las articulaciones o prácticamente cualquier otra parte del cuerpo. Esta fase puede durar años o incluso décadas. La sífilis terciaria puede causar enfermedad mental, ceguera, enfermedad del corazón, parálisis, daño cerebral o muerte.

¿Cómo se diagnostica la sífilis?
La sífilis se diagnostica haciendo un examen físico, un análisis de sangre y estudiando bajo el microscopio una muestra de líquido tomado de una lesión.

¿Cómo se trata la sífilis?
La sífilis normalmente se trata con penicilina, pero pueden usarse otros antibióticos para los pacientes alérgicos a la penicilina. En la etapa temprana de la sífilis algunas personas pueden tener fiebre leve, dolor de cabeza o hinchazón de las lesiones después de recibir tratamiento. Por lo general, esto no es serio. El proveedor de cuidados de salud tiene que seguirle haciendo varios análisis de sangre al paciente por lo menos por un año después del tratamiento para asegurarse que el tratamiento está dando resultado. Hay que tratar la sífilis temprano, porque el daño causado por la enfermedad no puede revertirse. Además, la sífilis aumenta las probabilidades de transmitir o contraer VIH.

¿Cómo puedo prevenir transmitir la sífilis a otros?

Tienes que dejar de tener relaciones sexuales de inmediato. No tengas contacto sexual ni siquiera con condón, o ningún contacto directo, hasta que hayas terminado el tratamiento y tu proveedor de cuidados de salud diga que te has curado. Si averiguas que tienes sífilis, tienes que decírselo a tu(s) compañero(s/as) de relaciones sexuales, que a su vez debe(n) hacerse la prueba y tratarse si fuera necesario.

¿Cómo puedo evitar contraer la sífilis?
Cuanto menos compañeros de relaciones sexuales tienes, menores son tus probabilidades de contraer sífilis. Si tienes relaciones sexuales, asegúrate de usar un condón de látex (o poliuretano si eres alérgica al látex). Sin embargo, usar condones cuando hay lesiones presentes no te protege de la enfermedad. El condón puede no cubrir las lesiones del cuerpo que pueden transmitir bacteria y viruses.

HEPATITIS B


¿Qué es la Hepatitis B?
La hepatitis B, llamada VHB (virus de hepatitis B), es un virus que infecta al hígado (el hígado ayuda a digerir la comida y mantiene la sangre saludable). Actualmente es la única ETS que se puede prevenir con una vacuna.

¿Quién puede contraer la Hepatitis B?
Cualquier persona puede contraer hepatitis B. Las personas que tienen relaciones sexuales sin protección o usan drogas inyectables tienen más probabilidades de contraer hepatitis B.

¿Cómo se transmite la Hepatitis B?
La hepatitis B puede vivir en todos los líquidos del cuerpo, pero se transmite principalmente a través de la sangre, el semen y los líquidos vaginales. El virus también puede vivir en líquidos del cuerpo como la saliva, las lágrimas y la leche materna. Es posible infectarse de las siguientes maneras:
Teniendo relaciones sexuales (por vía vaginal, anal u oral) con una persona infectada
Compartiendo artículos personales como hojas de afeitar, cepillos de dientes y cortaúñas con una persona infectada
Compartiendo agujas para inyectarse drogas con una persona infectada
Usando agujas o equipo no estéril para hacerse tatuajes, perforarse los oídos para ponerse aretes, o aplicar acupuntura
Una madre infectada con hepatitis B también puede pasarle el virus a su bebé durante el parto.
¿Cuáles son los síntomas de la Hepatitis B?
Muchas personas no tienen síntomas. Algunas personas pueden tener hepatitis B sin tener ningún síntoma y luego volverse inmunes (lo cual significa que están protegidas contra infecciones futuras por hepatitis B). Algunas personas pueden tener síntomas que desaparecen y luego volverse inmunes. Otras contraen el virus y nunca se vuelven inmunes. Estas personas son portadoras y pueden continuar transmitiendo el virus a otros, aun años después. Si una persona tiene síntomas, éstos pueden tardar entre 6 semanas y 6 meses en aparecer después de la infección con hepatitis B. Muchas personas con hepatitis B tienen síntomas parecidos a los de la gripe. Los síntomas pueden incluir:
Cansancio, falta de energía
Pérdida del apetito y de peso
Fiebre
Tono amarillento de la piel o los ojos (ictericia)
Dolor muscular o de articulaciones
Dolor de estómago
Náusea, vómitos
Diarrea
Orina de color oscuro
Evacuaciones (movimientos intestinales) de color claro
Hígado hinchado y sensible al tacto (el proveedor de cuidados de salud lo detecta durante el examen médico)
¿Cómo se diagnostica la Hepatitis B?
El proveedor de cuidados de salud puede diagnosticar la hepatitis B mediante un análisis de sangre.

¿Hay cura para la Hepatitis B?
No, no hay cura para la hepatitis B. Pero la mayoría de las personas se recupera y no tiene ningún síntoma después de 6 meses. El tratamiento consiste en conseguir suficiente descanso, comer una dieta saludable y evitar el alcohol. El proveedor de cuidados de salud verifica que el hígado esté funcionando normalmente mediante análisis de sangre.

Algunas personas llevan el virus sin tener síntomas y pueden transmitírselo a otros. La hepatitis B también puede causar síntomas de larga duración, así como enfermedad permanente del hígado, incluyendo cáncer del hígado.

¿Cómo puedo prevenir transmitir la Hepatitis B a otros?

Si estás infectada, no tengas relaciones sexuales ni contacto íntimo con nadie (por ejemplo, besarse) hasta que tu proveedor de cuidados de salud lo apruebe. No compartas artículos personales, como hojas de afeitar y cepillos de dientes. Es posible tener hepatitis B sin siquiera saberlo y transmitirlo a otros. Asegúrate de decirle a tus compañeros(as) de relaciones sexuales, actuales y anteriores, que tienes hepatitis B, ya que es posible que los hayas infectado. Aliéntalos a vayan a su doctor lo antes posible, que se hagan la prueba, y que consulten la posibilidad de recibir globulina gamma y vacunarse para protegerse de la hepatitis B. Una vez que tu proveedor de cuidados de salud diga que puedes volver a tener relaciones sexuales, asegúrate de usar condones de látex (o de poliuretano para personas alérgicas al látex) al tener relaciones sexuales por vía oral, anal o vaginal.

¿Cómo yo puedo evitar contraer la Hepatitis B?
Tu mejor protección contra la hepatitis B es una vacuna. Se da en 3 inyecciones separadas. Tienes que recibir las tres dosis para que la vacuna te dé la máxima protección. Puedes bajar tu riesgo de contraer hepatitis B no teniendo relaciones sexuales o, si las tienes, usando un condón de látex. Si te enteras que tu compañero(a) tiene hepatitis B, pregúntale a tu proveedor de cuidados de salud si necesitas globulina gamma y/o la vacuna.

También puedes reducir tu riesgo de contraer hepatitis B evitando lo siguiente:
Compartir agujas o jeringas
Compartir instrumentos usados para perforarse los oídos para ponerse aretes, hacerse tatuajes y remover pelo
Compartir cepillos de dientes u hojas de afeitar

GONORREA



La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual (ETS), causada por la Neisseria gonorrhoeae, una bacteria que puede crecer y multiplicarse fácilmente en áreas húmedas y tibias del aparato reproductivo, incluidos el cuello uterino (la abertura de la matriz), el útero (matriz) y las trompas de Falopio (también llamadas oviductos) en la mujer, y en la uretra (conducto urinario) en la mujer y el hombre. Esta bacteria también puede crecer en la boca, la garganta, los ojos y el ano.

La gonorrea se transmite por contacto con el pene, la vagina, la boca o el ano. No es necesario que haya una eyaculación para transmitir o contraer la gonorrea. La gonorrea también puede transmitirse de madre a hijo durante el parto.
Las personas que han tenido gonorrea y han sido tratadas pueden infectarse de nuevo si tienen contacto sexual con una persona que tiene la enfermedad.
Aun cuando es probable que muchos hombres con gonorrea no tengan ningún síntoma, en algunos aparecerán signos o síntomas de dos a cinco días después de contraer la infección. Algunos síntomas pueden tardar hasta 30 días en aparecer. Entre los signos y síntomas se encuentran la sensación de ardor al orinar y una secreción blanca, amarilla o verde del pene. Algunas veces a los hombres con gonorrea les duelen los testículos o se les inflaman.
La mayoría de las mujeres con gonorrea no tienen síntomas y, si los tienen, éstos son leves. Incluso cuando tienen síntomas, pueden ser tan poco específicos que se confunden con los síntomas de una infección vaginal o de cistitis. Entre los primeros signos y síntomas en las mujeres se encuentran una sensación de dolor o ardor al orinar, aumento del flujo vaginal y hemorragia vaginal entre períodos. Las mujeres con gonorrea están expuestas al riesgo de tener graves complicaciones por la infección, independientemente de la presencia o gravedad de los síntomas.
Si una mujer embarazada tiene gonorrea, es probable que le transmita la infección a su bebé cuando éste pasa por la vía de parto durante el nacimiento. Esto puede provocar ceguera, infección en las articulaciones y una infección sanguínea potencialmente mortal en el bebé. Tratar la gonorrea tan pronto como se detecta en la mujer embarazada reducirá el riesgo de estas complicaciones. Se aconseja que las mujeres embarazadas vean a un proveedor de atención médica para que las examinen y les hagan las pruebas y el tratamiento necesarios.
Existen varios antibióticos con los que se puede tratar exitosamente la gonorrea en adolescentes y adultos. Sin embargo, ha estado aumentando el número de cepas de gonorrea resistentes a los medicamentos en muchas partes del mundo, incluidos los Estados Unidos, por lo que el tratamiento de la gonorrea es cada vez más difícil. Dado que muchas personas con gonorrea también tienen clamidia, otra ETS, se suele recetar antibióticos para tratar ambas infecciones al mismo tiempo. Se recomienda que las personas con gonorrea también se hagan pruebas para detectar otras ETS.
Para curar la gonorrea, es necesario tomar todos los medicamentos que han sido recetados. Si bien los medicamentos detendrán la infección, no repararán ninguna lesión permanente que haya dejado la enfermedad. Las personas que han tenido gonorrea y se han curado, pueden contraer nuevamente la enfermedad si tienen contacto sexual con personas infectadas con gonorrea. Si los síntomas en una persona persisten después del tratamiento, ésta debe regresar al médico para que la evalúen nuevamente.

miércoles, 25 de febrero de 2009

SIDA


El sida consiste en la incapacidad del sistema inmunitario para hacer frente a las infecciones y otros procesos patológicos, y se desarrolla cuando el nivel desciende por debajo de 200 células por mililitro de sangre.
Normalmente, los glóbulos blancos y anticuerpos atacan y destruyen a cualquier organismo extraño que entra al cuerpo humano. Esta respuesta es coordinada por un tipo de células llamados linfocitos CD4. Desafortunadamente, el VIH ataca específicamente a las células que expresan el receptor CD4, una de las más importantes son los linfocitos T CD4+ y entra en ellos. Una vez dentro, el virus transforma su material genético de cadena simple (ARN) a uno de cadena doble (ADN) para incorporarlo al material genético propio del huésped (persona infectada) y lo utiliza para replicarse o hacer copias de sí mismo. Cuando las nuevas copias del virus salen de las células a la sangre, buscan a otras células para atacar. Mientras, las células de donde salieron mueren. Este ciclo se repite una y otra vez.
Para defenderse de esta producción de virus, el sistema inmune de una persona produce muchas células CD4 diariamente. Paulatinamente el número de células CD4 disminuye, por lo que la persona sufre de inmunodeficiencia, lo cual significa que la persona no puede defenderse de otros virus, bacterias, hongos y parásitos que causan enfermedades, lo que deja a la persona susceptible de sufrir enfermedades que una persona sana sería capaz de enfrentar, como la neumonía atípica y la meningitis atípica. Estas enfermedades son principalmente infecciones oportunistas. Dado que el organismo posee mecanismos de control de crecimiento celular dependiente de células CD4, la destrucción progresiva de éstas células ocasionará que estos mecanismos no sean adecuadamente regulados, lo que origina en consecuencia la presencia de algunas neoplasias (cáncer) que no ocurrirían en personas «sanas». El VIH, además, es capaz de infectar células cerebrales, causando algunas afecciones neurológicas.
Como en los demás retrovirus, la información genética del virus está en forma de ARN, que contiene las «instrucciones» para la síntesis de proteínas estructurales, las cuales al unirse conformarán al nuevo virus (virión); es decir sus características hereditarias, que le son necesarias para replicarse. Habitualmente, en la naturaleza el ADN o ácido desoxirribonucleico es una fuente de material genético desde la que se producirá una copia simple de ARN, pero en el caso del VIH, éste logra invertir el sentido de la información, produciendo ADN a partir de su simple copia de ARN, operación que se denomina transcripción inversa, característica de los retrovirus. El virus inserta su información genética en el mecanismo de reproducción de la célula (núcleo celular), gracias a la acción de la transcriptasa reversa